Ampliando mis horizontes...(vamos concretando)

Pasaron muchísimo tiempo del suceso en el colectivo. Pero mi amiga se seguía hablando con su “rollinguita”. Una noche, le llega un mensaje que decía: “Estoy en la casa de un amigo, que tiene la casa sola. Si querés venite a tomar algo con una amiga.”

Ese amigo de la casa sola, era MI zaparrastroso. Y esa amiga gamba que la iba a acompañar, sin dudas era yo, y nadie más que yo.

Nos fueron a buscar de donde nos bajamos con el taxi, y en el camino hacia la casa, hablamos un montón. Muy buena onda, mucha confianza. Llegamos, tomamos bastante fernet, tocamos la guitarra, cantamos, y hablamos bastante de la vida en el balcón. En ese momento, era una reunión muy grupal, ya me estaba aburriendo.

El zaparrastroso se comportaba de una manera muy copada conmigo, pero no tan copado como para pensar que podría suceder algo. Hasta que milagrosamente los otros dos boludos (les digo así, porque se decían de todo por msn, y todavía no se habían dado ni un beso en toda la noche) terminaron a solas en la pieza.

Finalmente, nos quedamos solos.