Ampliando mis horizontes...(en la cresta de la ola)

Ahí pensé, es la mía. Es ahora o nunca. Hablamos un montón de música, y de su obsesión con AC/DC. Hablaba enamorado, lo juro. Hasta que no se porque motivo me hace una pregunta sumamente incoherente..

Zaparrastroso: ¿Cuánto medís?
Pepita: 1,53. Soy un duende. ¿Vos? (juro que estaba anonada de estar hablando de nuestras “alturas” a esa “altura” de la noche. Que paradoja.)
Zaparrastroso: 1,80ynosecuanto (nunca uno peticito yo!). A ver, parate. (como para comparar que tanta diferencia de altura teníamos).
Pepita: … (me paré y no dije nada. Sabia que detrás de esta pregunta incoherente se venía algo. Como la calma que antecede al huracán.)
Zaparrastroso: Va a ser incomodo entonces.

Y ahí vino el beso, y una gran noche junto al chico del colectivo.

Cuando nos dimos cuenta, eran como las 6:30 de la mañana. En una hora el se debería levantar para ir al trabajo, así que me pidió clemencia, y que durmiéramos un rato. Obviamente le dije que no. “Vos dormí, yo me voy a fumar un pucho al balcón” fue lo único que mi frialdad me permitió responder.

Termine el cigarrillo y mi amiga ya estaba lista para irse. Volví a la habitación, lo tape, y emprendí regreso a mi casa. Sueno un tanto fría, pero juro que la pase increíblemente bien.